viernes, 19 de abril de 2013

Para entender cómo responden los monos a esta amenaza, un grupo de científicos del Imperial College de Londres viajó a Ecuador




18 DE ABRIL 2013 - 12:17 PM

Los monos lanudos plateados pueden identificar a humanos cazadores por su conducta, según un nuevo estudio.


Los Lagothrix poeppigii viven en los bosques tropicales de Ecuador, Perú y Brasil amenazados por la población local de la Amazonía, que los cazan para comérselos.

Para entender cómo responden los monos a esta amenaza, un grupo de científicos del Imperial College de Londres viajó a Ecuador.

"Les presentamos a personas que se comportaban como cazadores, recolectores o investigadores, en dos lugares en los que la intensidad de la caza era distinta", explica Sara Papworth, coautora del estudio.

Depende de quién


Los recolectores eran locales que recogen comida y materiales cerca de los asentamientos y los investigadores, académicos que estudian la selva y sus animales.

"Cuando veían a un cazador, los monos lanudos hacían menos ruido, se movían menos y eran menos visibles que si se trataba de los otros", señala Papworth, quien además notó que lo que los llevaba a comportarse así no eran sólo las evidencias visuales.

Los cazadores "usan armas como pistolas y sopletes". Estos últimos "son más de dos metros de largo y sólo los cargan los cazadores, así que son una indicación de que la intención de quien los carga es letal".

"Pero como los monos plateados se la pasan en las copas de los árboles, su campo visual puede ser bloqueado por hojas y ramas, así que tienen que recurrir a otras pistas, como el nivel de ruido".

Comparando las reacciones de los monos en un área asociada con la cacería y otra que no, Papworth descubrió algo más.

Cuando los monos estaban en el área más peligrosa, se mantenían callados si los recolectores se acercaban. Pero si se trataba de investigadores, hacían más vocalizaciones.

En contraste, cuando estaban en el área segura, se escondían de los investigadores pero no de los recolectores.

Papworth piensa que esto se debe a que viven tan alejados de asentamientos humanos que quizás sólo se sentían cómodos con los recolectores que les eran familiares.

Fuente
El Nacional

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